jueves, 14 de febrero de 2008

Enterrando el Mito


Cruzan por mi mente
antiguas nubes universales,
se llaman entre sí
como ovejas que caminan
unas tras otras
buscando el alimento vital,
que les devuelva la vida
perdida durante la búsqueda.

Nos preguntamos por gracia
y somos los únicos
porque no hay más natural
que pueda preguntarse,
cuestionarse y rehacerse.
Por gracia, llena de hojarasca
cada rincón del silencio
para descansar del ruido
y sin embargo al terminar
todo vuelve a empezar.

Desde el círculo,
cada paisaje es distinto
cada vuelta es distinta
aunque el sabor amargo
permanezca en taninos
que resecan la boca
sin darle aliento.
No se pide agua
ni se espera que llueva
sólo una vuelta más,
una vuelta más
para sacar esa sortija huidiza
que escatima un viejito sonriente
de sombrero y adornos verdes;
sus ojos parecen decir
que nunca dará la clave,
que nunca revelará el misterio
mientras que sostiene el cuello
con un hilo dental sabor canela,
mientras sangra el cuello,
mientras bebe del vino fresco.

Dejamos disecar en millones,
la vista se nubla, la vida se nubla
creyendo en las palabras
de aquel viejito sonriente
que hoy debemos enterrar
aun, sin lograr bajar.

En ese entonces, lo lograremos. Saludos.