lunes, 23 de abril de 2012

Fiamma Ardente

Nuevo Pueblo Belgrano
Hora: 1:05 AM
Suena: Ray Charles y Chris DeBurgh
A las Matemáticas
AM
 
Costilla de Adán tan necesaria,
que puedes entenderme,
desnudarme entero en
mi ignorancia del espíritu,
darme lo que falta para la unidad.

Quiso la historia hacerte costilla,
más no creo que la verdad yazca
en la costilla que dicen que eres;
creo más bien en un principio común,
lo que nos mienten al decir
que somos de otra materia.

Quiso el Dios que fueses sierva,
que hicieran creer que tu misión
era servir incondicionalmente
a quien es tú igual.

Quisieron mentirte de mil maneras
pero tu esencia está intacta
sólo dejo entrever lo inevitable,
innegable ante los incrédulos ojos
que ven rotas tus cadenas.

Todavía engrillada puedo ver tu potencia
tu elegancia, tu deseo y tu reino:
aquél silueta que te desliza en la nobleza,
éste tan impuro y puro simultáneamente,
ése; entelequia de figuras sensibles.

¿Cómo no sentirme a gusto
en tus presencias?
¿cómo no valorar tus
 sentires y dolencias?
¿cómo no orientarte en tu
curiosidad sobre la separación?
¿Quién si no yo para encontrar
similitud en la diferencia?

Los números de tu verdad
se enlazan con mis principios lógicos
aunque todavía no los presientas,
lo elevo a la categoría de hipótesis
como dos ángulos conjugados al verbo.

Digo que tus naturales sensibilidades
cuando no opacadas por la moral imperante,
son mi regocijo en un ambiente frío
negado a todo sentir, preso de la maldición
                                                   del hombre.

Digo que mi principio es igualar,
crear y elaborar, dar vida.
Tu cáliz de agua salada
es igualador, creador;
dador de vida.

Tu pecho de albos senos
tan llenos de ternura...
mi pecho contenedor,
aplacador de tristezas…

¿Cómo no sentirme a gusto
en tus presencias?
¿cómo no valorar tus
 sentires y dolencias?
¿cómo no orientarte en tu
curiosidad sobre la separación?
¿Quién si no yo para encontrar
similitud en la diferencia?

Te quiero libre,
siempre bella,
inteligente, ágil, suspicaz,
grácil, dócil, resistente,
sensible, doliente, ardiente
pagana e indecente.

Te quiero libre, así
flor en prado que se cierra
para dar lugar al fruto
de la ternura infinita.

Costilla de Adán tan necesaria,
(no tan de Adán, no tan costilla)
que puedes entenderme,
desnudarme entero en
mi ignorancia del espíritu,
darme lo que falta;
                  unidad.
Αστέρων

miércoles, 18 de abril de 2012

Tan Expuestas

 Nuevo Pueblo Belgrano
Hora: incierta
Suena: Monster Cat y The Magic Numbers
AL

Mariposas en el aire. Volando a veces en grupos, a veces en soledad. Soledad solo completada por su presencia colorida, como quien redecora y rearma los espacios de una casa.

Por qué mancillar el buen nombre del amor si hoy no se piden responsabilidades, por qué comprometer la verdad cada vez que se promete el espacio exclusivo, por qué negarse al amor tan necesario hoy que somos tan complicados para amar, que estamos atados de manos y amordazados para decir; que todo da miedo, palabras que suenan grandes a las pequeñas almas que circulan.

Amordazado cazando mariposas con las manos engrilladas al presente, dejando atrás el pasado, abrazando sombras del futuro proyectadas en la pared de la caverna. Ciegos, ciegos de necesidad como sedientos en el desierto de las pasiones. Al carajo con el sentir. Sentir es el dolor del alma al no poder dar todo eso que se siente, no tener dónde volcar tanta agua purificadora, carecer de ese pecho tan dador de vida al que pertenecerle en calor y afecto. Somos muy jodidos.

En la feria de las ilusiones, cazador de mariposas atado de manos, amordazado, abrazado a mí mismo. Las hay por colores y a montones, unas con las piernas tristes tan desnudas, tan expuestas enteras. Las hay blancas como la luz y negras como la inmensa noche montevideana para hacerle los honores a Alfredo. Las hay rojas de pasión y verdes y azules como enfermeras curadoras. Las hay amarillas del color del oro y violetas de cambio. Allí estoy con mi medio mundo entre las manos entrelazadas en la espalda, pasan frente a mí…

Contemplar la naturaleza, la base de la filosofía en sí y para sí. Un mundo de cosas que nunca llegan a alcanzarse, que siempre van un paso más adelante de lo que nuestra mente puede comprender. En el ciclo diario de vivir, donde la vida viene totalmente del Este; de desaparecer, sería propiamente el fin de las cosas.

No es que piense todo el tiempo en todo. La omnicomprensión del espacio-tiempo es necesaria para tener certezas, visiones de donde estamos y a donde vamos. Si solo tuviésemos el tiempo necesario… no haría falta hablar.

Relaciones bisagra y relaciones estacionales. No es que una sea distinta de la otra, hay de las que caminan un trecho corto hasta donde se bifurcan las líneas, hay de esas que acompañan hasta en la bifurcación. Todo es cielo, todo es bueno a sí y para sí en caso de que exista.

Para eso es que existes creo. Por eso es que te veo ahí:
Mariposa negra.

sábado, 7 de abril de 2012

El Jardín de tu Mente

 Nuevo Pueblo Belgrano
Hora: Incierta
Suena: Alfredo Zitarrosa, Adele, Walk Off The Earth
AL
Estaré en este cuarto. Aquí todo es cálido aún cuando los pisos son cerámicos rústicos, la luz del sol entra por dos grandes ventanales que dan a un jardín. A mi alrededor tengo el mobiliario que conforma mi estancia: una silla de estilo, con sus correspondientes apoyabrazos acolchados y afelpados, un dressoir con un espejo tan antiguo que puedo verme en el futuro, hay una cama excesivamente grande, con los apoyos todos torneados y grabados, una cortina de seda cubre la cama como si fuera la morada de un rey (tal vez lo era), las mesas a los costados de la cama son de roble oscuro grabados de estilo barroco y un escritorio bajo una ventana del mismo estilo.
Estoy cómodo recostado observando la claridad a través de los cristales que dejan filtrar la luz del Sol tibio de otoño, afuera… afuera está por venir. Dejo volar la mente hacia el albo cielo raso respirando la pureza del aire de campiña. No sé si lo pensé pero el otoño y la primavera están entre mis estaciones preferidas para ser. Tenga que ver con el principio del fin o el fin del principio. Lo importante es que el Sol aún está allí hasta tarde. Día tan especial en esta fortaleza franco-borgoñona por la que han pasado los combates en cien años, figuras, seres, ideas, palabras y por qué no, sangre también.
Incorporándome ya vestido de noble-sangre-azul, doy unos pasos hacia el ventanal abriéndolo e ingresando en el balcón. A poca distancia el verde oscuro de los árboles que comienzan a dejar sus vestidos de hojas, contrastan con la gramilla verde claro y los ocres de las hojas ya caídas. El fondo de montañas nevadas es mi delicia matinal pensaba mientras del dressoir sacaba la botella de whisky aprontándolo en el vaso y volviendo al balaustre para apoyarme a contemplar. Algún cervatillo que cruza, hombres que van y vienen. Desde aquí la vista es hermosa. Saltando la balaustrada que estaba a poca altura del piso me adentré en el jardín. Me quité los zapatos, sintiendo la suavidad de la hierba bajo mis pies. El aire es perfecto y puro, no puedo evitar llenarme de él.
Había atravesado las ventanas que dan a tu jardín y lo contemplaba. Allí un perro que husmeaba tras los arbustos y me decidí a seguirlo a paso vivo. Está lleno de lapachos florecidos de un amarillo perfecto, jazmines y tulipanes. La alfombrada tierra me recibe hasta un claro: hay niños jugando, vos de pequeña con tu otro yo, tu alter-ego en vida, sonriendo, corriendo de un lado al otro casi indiferenciables una de la otra. Niñas tiernas que juegan, pelean, encaprichan y rabian, y sin embargo todo es sueño y fantasía. El perro, que se había detenido a observar el parque de juegos improvisado, volvió a emprender la marcha.
Un ruido de cuerdas se hizo patente y al mirar entre los árboles sobre una rama sentado el bardo estaba cantándole a su rey, cantándole a su Dios, a su vida de bardo con mandolina adornada de nácar e incrustaciones de colores. El perro se sentó a escuchar, moviendo la cola y así lo hice yo, dejándome transportar por las historias de la música que brotaba de ese árbol. Hasta que se hizo presente un silencio y al retomar la mirada hacia el bardo, aquél ya no estaba; yo me había quedado dormido, arrullado por la melodía; mi guía permanecía conmigo pero también estaba despertando y preparándose para seguir el camino.
Más allá, hacia el Este, que es de donde proviene toda la vida, un granero se erigía. Tuve curiosidad y me asomé a ver qué había dentro. Un montón de niños de blanco frente a una señora de blanco. Simples trámites de la vida. El can daba vueltas y vueltas como queriendo decirme que no me detuviera allí aún cuando las dos niñas que había visto antes estaban ahí, tan distintas tan iguales. Hasta que empezó a mordisquearme la botamanga del pantalón para que siguiéramos nuestro camino hacia el próximo claro en el bosque.
Allí, una pareja de adolescentes, sentados en un tronco caído, practicaban el amor como se puede hacer, lleno de besos, él no tan interesado, ella no tan contenta. Parecían desearse; mi guía se recostó allí como significando que debía observar y así lo hice. Ella pelirroja, bien formada, él morocho, un poco desgarbado: el negro le sentaba mal. Se desnudaron en la naturaleza y fornicaron hasta el cansancio, ella sin inmutarse, él sin saber muy bien cómo reaccionar. Después de los jadeos, él se fue, dejándola sola en aquél claro con la cabeza escondida entre los colorados cabellos, recogida como un infante acostado aunque con una ronca sonrisa de realización, vaya a saber por qué. Estaba ya hastiado de esa situación cuando decidí continuar caminando, el guía que se había quedado me miraba irme como pensando si quedarse o irse, hasta que se lanzó a la carrera a encontrarme.
Los acordes de la guitarra que empezó a sonar en ese momento tal vez Maná o Sui Géneris me despertaron del sopor en el que estaba sumido y la tarde empezó a hacerse patente en el Sol que iba menguando sus rayos. Por ese entonces había encontrado ya otro edificio, bastante distinto al resto como moderno. Por la ventana había personas reunidas en convite y no pude evitar mi admiración al ver que también estaba allí con todos los anteriores, riendo, bebiendo y fumando eternamente. Traté de oír aquellas risas que se filtraban por la ventana sin más éxito que quien trata de escuchar a través de un adoquín.
-Es tiempo de volver- me dije y emprendí el retorno con mi perro, hecho propio ya a esa altura, desandando lo andado y llegando al balaustre que me vio saltar unas horas antes. Ya en el cuarto, tomé un papel y un lápiz y escribí ‘como dijo Alfredo en De Pájaros y Almas, “y anduvo por caminos en los que nunca pudo confirmar aquél amor”’. Me recosté sobre la cama del Rey y me dejé sentir alma perdiéndome en el fondo de aquél sueño en el que nunca pude confirmar… aquél amor.


jueves, 5 de abril de 2012

Lluvia de Palabras

Lluvia en Pueblo Belgrano
Hora: incierta
Suena: Sabina, Los visitantes y Marta Gómez
AL

Tomar la pluma de nuevo y escribir. – ¿Me extrañaste? - parece hablar mi pluma… - Yo sí- le respondí. Tus madrugadas, los perfumes de mujer, la madrugada de húmedas palabras. La exitación; tan linda estás después del amor, tan linda, tan mimada. Resplandecés y no puedo más que mirarte eternamente grabando en mi mente esa expresión, esa sonrisa, esos ojos que de a poco se van dejando ir a los brazos de Morfeo…
Un beso, un roce de labios, es poco pero tu figura me inspira, tus ideas me compran, me embelezan. Tan simple, tan inocente, tan analítica, tan Zarina y tan sierva a la vez. Hoy porque el frío no heló mis ideas, porque tu pensamiento mantiene al mío tibio como en un trópico eterno, es que dejo volar las palabras.
Tú vuelas y vuelas, te pierdes, vas y vienes. El verano llevó consigo tu persona y la hizo idea, palabras. Me pregunto si serás capaz de quebrar los códigos y todas las instancias previas. Me pregunto si querrás… solamente.
Estoy encantado de tu ser porque mí ser encuentra en ti algo interesante, algo por descubrir eternamente curioso. Llueve y mi mente viaja a vos, mi pensamiento quiere ser nube para ir donde tú estás, entre el cemento y la ciudad, donde precintan las calles y la seguridad escasea.
La grama cede ante la potencia del viento entre tanto la lluvia purifica mi alma desnuda; bajo ella soy tan puro, tan limpio, tan feliz de esta inmensidad que me rodea, de este aire nuevo que circula, que hace sentir las gotas caer con violencia sobre mi alma desprovista de todo.
Mi alma, vos y yo. El cielo en un cúmulo de nubes que atraviesan el cenit sobre nuestras cabezas. Eso, que vos no estás, que tu alma se moja en otro lugar, saber que te movés, que hacés, respirás, vas y venís como tantos otros, como todo aquello que se va, que se contempla desde el movimiento a lo lejos, como un visitante de otras tierras.
Sobre los pies yergo me, debajo de ellos la tierra más natural; me embarro de ti como un niño pequeño, me refriego, siento como viene a mi la sutil necesidad de poseerte como a una princesa secuestrada, fino cristal púrpura que entre mis manos te deslizas sin dejarte aún poseer. Pienso de ti, mi mente se hace un festín de ensoñaciones, de campos y flores, de trigos e intrigas. Te sueño como se ha de soñar: es gratis por el momento. Te veo como sos: delicadamente salvaje, intelectualmente lista y preparada, sensiblemente culta, inquieta como un colibrí en primavera, exhausta tal vez del mundo que te rodea, de exigirle a la mente comprensión, de rebotar entre los quehaceres y el sentido.
Tendido aquí puede que te comprenda mientras purifico mi cuerpo y mi alma. Tantas almas, tantas ideas, tantos principios, tantas palabras… una sola idea…


Que vuelvas.