Una flor suelta en este prado eterno
una flor solitaria que se extiende, yace
se mezcla en el paisaje y se aprecia
la rodean hierbas y matas verdes todas.
Una flor solitaria al costado de la huella
para disfrutar el camino y recrear la mirada
sobre ella tendida, sobre ella y con ella
un cielo sobre las terrazas, un mundo.
El cielo y la inmensidad, universos sin límite
nostalgias que se niegan a partir
penas que desarmar como relojes
evitando... curándolas antes que hieran.
Heridas curadas con sal,
médicos silenciosos trabajan en ideas
para abrir caminos como el viento:
si el viento pasa, entonces el hombre puede pasar.
El hombre pasará, verá flores y pantanos
trabajará en ideas, tendrá nostalgias y penas,
Dios y el Diablo como compañía obligada
y sin embargo, el hombre pasará.