miércoles, 30 de enero de 2008

Y si tus amigos te traicionan, entonces tocales el ojete


Esta publicación va dedicada a todos aquellos depositarios de confianza, de una supuesta creencia en ciertos valores, de un compartir ideas que no fueron más que simples usufructuarios al mejor estilo sistemático y con el fin de la utilidad final. Demás está decir que no debo mencionar a quién o quiénes se debe que haya escrito aquí esto, sólo por una cuestión de mérito.

En verdad no me he sentido bien cada vez que esto sucede, cada vez que se tiene la creencia de que se ha encontrado un lugar común (topos) o lugares comunes (topoi), en donde compartir lo que se piensa no es un crimen sino un deshacer realidades que no son las que uno desea.

Es cierto que negar la realidad siempre ha sido más fácil que aceptarla, lastimar más que querer, odiar más que aceptar. No es un sentido que adopte para mi forma, es mi decisión (la que promete más al final) la de tomar el camino más complejo. Y cuando uno se encuentra con sus pares, quiere disfrutar estos beneficios, expandir su conocimiento, dar lugar a la conexión real que debería ocurrir entre nosotros. Pero, sucede entre nosotros que no se dió esta conexión, que se dijeron cosas fáciles del ser y del sentir, inquietudes que golpeaban la puerta, pero que se les negó la entrada. Así, les dedico este, mi sentir más sincero sobre todo eso: la traición.


A tu última carta
le muestro mis respetos,
porque de mártires
que cocinaron tu cena
no quedan restos.

En tus sueños te crees princesa
del mundo de las verdades;
en tus sueños te crees caballero
de mil y un quimeras vencidas.

Sólo guijarros en la arena
son tu hacer en el mar de susurros,
tu imagen sin sombra siquiera
para proyectarse a ningún sitio.

Adolezco de tus sinceridades,
la señal del silencio
creyendo callar, comunicó
ese irrespetuoso deshacer
de pinturas al óleo
arrojándoles solvente.

Por suerte, mi pintor
no deja que me preocupe,
él quema tus fotos por mí,
él quema tus pinturas por mí.

Suave naturaleza que cura
las heridas de los animales,
te encargas de cuidar
esencias de miel y trigo,
esencias de mil estrellas.

Hora de huir de este prado,
el tiempo trashumante
ha transcurrido suficiente,
es hora de partir,
la noche ha llegado.

Eso sería todo por el momento. A los que se sintieron aludidos les quedan dos opciones (salvo una sola persona de la extensa lista a la que no le queda ninguna opción desde que me devuelva mis cds) A) preguntar y B) dignarse al olvido.

El mundo los espera, saludos.

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