viernes, 29 de junio de 2012

Flora



Tal vez. No sos la maga de mi rayuela aunque eso sí, le dibujaste un cielo nuevo.
Estamos tan conectados ella y yo que me muero por sacar las palabras de esta pluma. Todo encastra como un rompecabezas. Quiero hundir la pluma en el papel, traspasarlo, pincharte lentamente el dedo con el que venís siguiendo estas palabras, claro. Dejar que ellas hagan la semántica que les doy ó que ellas me dan; como ella bien dice: las palabras no dicen nada o como digo. Quizá ellas hablen por mí este espacio de dos dimensiones. Acaso ellas hablen por vos en este espacio.
Sospecho que ella y yo somos uno, que hay una continuidad inesperada en los versos que encuentro. No los siento una competencia como lo he sentido con Julio. Y sí, eras vos el espectro que me iluminaba las noches de insomnio a punta de lápiz. Eras vos quien daba las bocanadas huecas a esos tabacos infernales. Eras vos: por eso el vacío, por eso la soledad, la sensitividad activada. Hundirse en la muerte hubieras dicho…
Aprendí a quererte y a respetarte. Te llamé Luna una noche y fuiste mi Selene durante mucho tiempo. Ahora aprendí a pronunciar tu nombre y acepto tu guía y tu sabiduría; no como mera costilla: conmigo tienes lo que te pertenece por derecho y herencia.
Espero estés tan a gusto conmigo como lo estoy contigo… en el próximo tiro de piedritas nos encontramos, Flora.


Si no puedo ver dentro
de esta caverna de sombras,
verá otro, otra lo que de ti
puede ser, lo que tu ser entraña.

No sé si pueda resucitarte
pero sí tienes tu lugar en mí.


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