jueves, 30 de agosto de 2012

Explicaciones del Caso...




Hay algo que encuentro preocupante en la ciencia política. Me refiero a la posibilidad de tener distintas percepciones del mismo objeto, situación que no existe en las llamadas ciencias duras donde los objetos son mayormente inmutables y cuyos resultados son regulares. Parecería a primera vista, que la ciencia política (y otras ciencias sociales) crea opinólogos en distintas áreas, fundamentados en la idea de que “hay una forma de organizar, de forma sistematizada una serie de elementos referidos a la ciudad, provincia o nación”.
Lo cierto es que, más allá de las meras cuestiones económicas, no se estudian las causas por caso de la pobreza, del desabastecimiento, de la insuficiencia energética, logística urbana. Las cuestiones de estudio más bien versan sobre cuestiones administrativas (distribución de competencias territoriales, gubernamentales), legales, históricas y teórico-filosóficas. Las cuestiones prácticas están a un costado del camino de estudio.
¿Hay relación entre la ciencia política y la vida organizada? Platón, en La República, buscaba resolver cuestiones fundamentales de la organización política (ciudadana) enfrentando algunos problemas que aquejaban a la polis griega de su momento. Es decir, su labor científica fue buscar soluciones a problemas reales. La política actual se diluye en cuestiones diplomáticas, parlamentarias o judiciales; donde los gobiernos centrales están demasiado alejados de las problemáticas locales. El estudio actual de la ciencia política es aproximadamente un estudio de la filosofía política, donde no hay herramientas reales de solución a problemas cotidianos.
Hace poco, un Intendente de un partido de la Provincia de Buenos Aires propuso la creación de una policía municipal como medida coadyuvante a la instalación de cámaras en todo el municipio, a fin de “traer la seguridad” a la comunidad vecinal. Es decir que, frente a la sensación “inseguridad” la respuesta es mostrar acción, enfrentamientos entre ‘buenos’ y ‘malos’ (policías en acción, la alimentación del morbo); control estatal de las calles. La respuesta otorgada no hace más que profundizar los motivos sociales que generan la violencia de los hechos ilícitos: son la sociedad y la economía quienes están fallando. Haciendo memoria, hubo períodos de escaso nivel delictivo; casualmente esos períodos responden a momentos de altos índices de empleo y poder adquisitivo. El brote violento de accionar delictivo se dispara en la primer década del 2000 con el quiebre del sistema económico y el colapso de los sistemas de contención social; si bien su ascenso de pudo ver unos años antes desde mediados de los ’90.
Hay un error común, un sitio común donde confluyen varios decires del común de la gente: 'con los militares esto no pasaba'. Quiero aclarar este punto. Que con los militares no pasara, no significaba que hubiera un temor a lo militar, a la represión que generara la seguridad social: por el contrario, los procesos militares terminaron en masivos estallidos sociales, la toma de ciudades, muertes innecesarias y otros. Lo que realmente generaba tranquilidad social eran los bajos niveles de desempleo y de pobreza. Baste para arribar a estos resultados las estadísticas entre 1976 y 1983.
Si el problema “inseguridad” aumenta en concordancia con el aumento de los índices “desempleo” y “pobreza”, ¿por qué insistimos en el refuerzo de las fuerzas de seguridad? ¿Acaso las fuerzas de seguridad recuperan vidas perdidas? Las fuerzas de seguridad están para asegurar el cumplimiento del orden jurídico, principalmente abocado a tutelar el bien jurídico de la propiedad privada, no la vida. Todavía no hay sistema judicial que haya devuelto a la vida a nadie.
Esta es la razón por la cual la ciencia política se diluye y se transforma en filosofía política. Una ciencia que tendría como objeto la problemática social engendrada en las ciudades, lo que exigiría una formación amplia y completa en varios ámbitos del devenir humano, y el desarrollo de una privilegiada mente de pensamiento crítico, es inconveniente para diversos sectores sociales, económicos y políticos. También es la razón que justifica que cada individuo pueda tener una percepción distinta de los problemas sociales y sin embargo, los problemas sociales son efectivos, tangibles y reales, mientras la percepción de ellos es solo un aspecto de la problemática real.
Definitivamente el Status Quo pretende sostener la inequidad que da lugar a la gestación de agentes agresores y antisociales; marginales que, si no logran integrar la sociedad, al menos la atacan y por ello la respuesta es esquiva; no ataca directamente el problema, si no que ataca los síntomas. Lo mismo ocurre en todos los aspectos a gobierno.
La ciencia política, la politología no es una ciencia que cree opinólogos como en un principio podría creerse, la ciencia política tiene un fin específico dentro del sistema actual donde todas las herramientas que ofrece el corpus educativo son para justificar, generar consensos, actuar sobre determinado tipo de masa, predisponer a la aceptación de decisiones desacertadas o impopulares. Específicamente, la ciencia política crea operadores, agentes entrenados para sostener el status quo no para buscar soluciones reales a los problemas reales.

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