Hay algo que encuentro preocupante en la
ciencia política. Me refiero a la posibilidad de tener distintas percepciones
del mismo objeto, situación que no existe en las llamadas ciencias duras donde los objetos son mayormente inmutables y cuyos
resultados son regulares. Parecería a primera vista, que la ciencia política
(y otras ciencias sociales) crea opinólogos en distintas áreas, fundamentados en la idea de que “hay una
forma de organizar, de forma sistematizada una serie de elementos referidos a
la ciudad, provincia o nación”.
Lo cierto es que, más allá de las meras
cuestiones económicas, no se estudian las causas por caso de la pobreza, del
desabastecimiento, de la insuficiencia energética, logística urbana. Las
cuestiones de estudio más bien versan sobre cuestiones administrativas
(distribución de competencias territoriales, gubernamentales), legales,
históricas y teórico-filosóficas. Las cuestiones prácticas están a un costado
del camino de estudio.
¿Hay relación entre la ciencia política y la
vida organizada? Platón, en La República, buscaba resolver cuestiones
fundamentales de la organización política (ciudadana) enfrentando algunos
problemas que aquejaban a la polis griega de su momento. Es decir, su labor
científica fue buscar soluciones a problemas reales. La política actual se
diluye en cuestiones diplomáticas, parlamentarias o judiciales; donde los
gobiernos centrales están demasiado alejados de las problemáticas locales. El
estudio actual de la ciencia política es aproximadamente un estudio de la
filosofía política, donde no hay herramientas reales de solución a problemas
cotidianos.
Hace poco, un Intendente de un partido de la
Provincia de Buenos Aires propuso la creación de una policía municipal
como medida coadyuvante a la instalación de cámaras en todo el municipio, a fin
de “traer la seguridad” a la comunidad vecinal. Es decir que, frente a la
sensación “inseguridad” la respuesta es mostrar acción, enfrentamientos entre
‘buenos’ y ‘malos’ (policías en acción, la alimentación del morbo); control estatal de las calles. La respuesta otorgada no
hace más que profundizar los motivos sociales que generan la violencia de los
hechos ilícitos: son la sociedad y la economía quienes están fallando. Haciendo
memoria, hubo períodos de escaso nivel delictivo; casualmente esos períodos
responden a momentos de altos índices de empleo y poder adquisitivo. El brote
violento de accionar delictivo se dispara en la primer década del 2000 con el
quiebre del sistema económico y el colapso de los sistemas de contención
social; si bien su ascenso de pudo ver unos años antes desde mediados de los
’90.
Hay un error común, un sitio común donde confluyen varios decires del común de la gente: 'con los militares esto no pasaba'. Quiero aclarar este punto. Que con los militares no pasara, no significaba que hubiera un temor a lo militar, a la represión que generara la seguridad social: por el contrario, los procesos militares terminaron en masivos estallidos sociales, la toma de ciudades, muertes innecesarias y otros. Lo que realmente generaba tranquilidad social eran los bajos niveles de desempleo y de pobreza. Baste para arribar a estos resultados las estadísticas entre 1976 y 1983.
Si el problema “inseguridad” aumenta en
concordancia con el aumento de los índices “desempleo” y “pobreza”, ¿por qué
insistimos en el refuerzo de las fuerzas de seguridad? ¿Acaso las fuerzas de
seguridad recuperan vidas perdidas? Las fuerzas de seguridad están para
asegurar el cumplimiento del orden jurídico, principalmente abocado a tutelar
el bien jurídico de la propiedad privada, no la vida. Todavía no hay sistema
judicial que haya devuelto a la vida a nadie.
Esta es la razón por la cual la ciencia
política se diluye y se transforma en filosofía política. Una ciencia que
tendría como objeto la problemática social engendrada en las ciudades, lo que
exigiría una formación amplia y completa en varios ámbitos del devenir humano,
y el desarrollo de una privilegiada mente de pensamiento crítico, es
inconveniente para diversos sectores sociales, económicos y políticos. También
es la razón que justifica que cada individuo pueda tener una percepción
distinta de los problemas sociales y sin embargo, los problemas sociales son
efectivos, tangibles y reales, mientras la percepción de ellos es solo un
aspecto de la problemática real.
Definitivamente el Status Quo pretende sostener
la inequidad que da lugar a la gestación de agentes agresores y antisociales;
marginales que, si no logran integrar la sociedad, al menos la atacan y por
ello la respuesta es esquiva; no ataca directamente el problema, si no que
ataca los síntomas. Lo mismo ocurre en todos los aspectos a gobierno.
La ciencia política, la politología no es una
ciencia que cree opinólogos como en un principio podría creerse, la ciencia
política tiene un fin específico dentro del sistema actual donde todas las
herramientas que ofrece el corpus educativo son para justificar, generar
consensos, actuar sobre determinado tipo de masa, predisponer a la aceptación
de decisiones desacertadas o impopulares. Específicamente, la ciencia política
crea operadores, agentes entrenados para sostener el status quo no para buscar soluciones reales a los problemas reales.
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