Lluvia en Pueblo Belgrano
Hora: incierta
Suena: Sabina, Los visitantes y Marta Gómez
Suena: Sabina, Los visitantes y Marta Gómez
AL
Tomar la pluma de nuevo y escribir. – ¿Me
extrañaste? - parece hablar mi pluma… - Yo sí- le respondí. Tus madrugadas, los
perfumes de mujer, la madrugada de húmedas palabras. La exitación; tan linda
estás después del amor, tan linda, tan mimada. Resplandecés y no puedo más que
mirarte eternamente grabando en mi mente esa expresión, esa sonrisa, esos ojos
que de a poco se van dejando ir a los brazos de Morfeo…
Un beso, un roce de labios, es poco pero tu
figura me inspira, tus ideas me compran, me embelezan. Tan simple, tan
inocente, tan analítica, tan Zarina y tan sierva a la vez. Hoy porque el frío
no heló mis ideas, porque tu pensamiento mantiene al mío tibio como en un
trópico eterno, es que dejo volar las palabras.
Tú vuelas y vuelas, te pierdes, vas y vienes. El
verano llevó consigo tu persona y la hizo idea, palabras. Me pregunto si serás
capaz de quebrar los códigos y todas las instancias previas. Me pregunto si
querrás… solamente.
Estoy encantado de tu ser porque mí ser encuentra
en ti algo interesante, algo por descubrir eternamente curioso. Llueve y mi
mente viaja a vos, mi pensamiento quiere ser nube para ir donde tú estás, entre
el cemento y la ciudad, donde precintan las calles y la seguridad escasea.
La grama cede ante la potencia del viento entre
tanto la lluvia purifica mi alma desnuda; bajo ella soy tan puro, tan limpio,
tan feliz de esta inmensidad que me rodea, de este aire nuevo que circula, que
hace sentir las gotas caer con violencia sobre mi alma desprovista de todo.
Mi alma, vos y yo. El cielo en un cúmulo de
nubes que atraviesan el cenit sobre nuestras cabezas. Eso, que vos no estás,
que tu alma se moja en otro lugar, saber que te movés, que hacés, respirás, vas
y venís como tantos otros, como todo aquello que se va, que se contempla desde
el movimiento a lo lejos, como un visitante de otras tierras.
Sobre los pies yergo me, debajo de ellos la
tierra más natural; me embarro de ti como un niño pequeño, me refriego, siento
como viene a mi la sutil necesidad de poseerte como a una princesa secuestrada,
fino cristal púrpura que entre mis manos te deslizas sin dejarte aún poseer. Pienso
de ti, mi mente se hace un festín de ensoñaciones, de campos y flores, de
trigos e intrigas. Te sueño como se ha de soñar: es gratis por el momento. Te
veo como sos: delicadamente salvaje, intelectualmente lista y preparada,
sensiblemente culta, inquieta como un colibrí en primavera, exhausta tal vez
del mundo que te rodea, de exigirle a la mente comprensión, de rebotar entre
los quehaceres y el sentido.
Tendido aquí puede que te comprenda mientras
purifico mi cuerpo y mi alma. Tantas almas, tantas ideas, tantos principios,
tantas palabras… una sola idea…
Que vuelvas.
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